miércoles, 29 de noviembre de 2017

UN DÍA DE LLUVIA


Me queda claro que ando más que escribo y observado lo que ando, escribo muy poco. Pero hoy es un día de lluvia, un anhelado y bendecido dia de lluvia. Casi da pena que que las procesiones para cosechar diluvios se hayan perdido y que las campanas al aire para celebrar el éxito de las rogativas no suenen con alborozo. Como algunos escriben, no queda nada de lo que era sólido.
Sin embargo, andar los caminos si està de moda y si viviera Machado, estaría muy contento de que en nuestro pensamiento, al menos en ocasiones, martilleara su "caminante no hay camino, se hace camino al andar."


Esta vez la senda y su caminar nos lleva a Tristany en una tarde de otoño tan fria como deseada, después de un torrido y seco verano, ¡ Que placer la manga larga y el abrigo ! ¡ Que placer la brisa en el cogote y anhelar el sol en las mejillas !
Pero todo en la justa medida, porqué había ovidado que Tristany queda muy pronto en umbría y lo que comienza siendo un placer, con el tiempo se puede convertir en hastío, más bien en tiritona si la sobremesa se alarga. Esta vez imposibles las anotaciones, el placer de escribir los sentimientos, los murmullos de las hojas, el rumor del agua de la fuente y mucho menos escuchar los pájaros que andan a estas horas de la tarde tan callados como yo mismo recogiendo el banquete.


Tristany sigue siendo precioso, acogedor, sereno pero hoy su adjetivo más adecuado ha sido breve.
Nos ha faltado tiempo para desandar lo andado, buscar el sol, su breve compañia hacia el ocaso al otro lado, en el poniente.
Mantenemos con el astro un diálogo tierno y amoroso mientras descendemos por un paisaje esplendoroso, allá la Olla, un poco más lejos el castillo de los Vilaragut y a poniente la promesa del rayo verde, mientras al este las barrancadas y el mar convierten los verdes en azules, casi como ir al cine en lunes, el espectáculo solo para nuestros ojos. Me suena a película de James Bond.


Un cielo de día , un paraiso de tarde. No hay nada más àcrata que la belleza, lo és sin dueño y para siempre. Estos placeres son para todos. Me alegro que llueva, tengo almacenadas demasiadas imágenes, demasiados recuerdos sin letra, así que hoy junto al fuego os envío mi tenue canto natural para invitaros a caminar, hacia Tristany o a donde sea. Una pasada.