En la pista , una vez rebasada la zona mas abrupta del valle de Vallibierna, más arriba de la cabaña Quillón me adelanta un caminante inquieto y fastidiado:
__ ¿Todo es pista ?__ me pregunta
Le contesto que si pero que la pendiente es menor . No le consuela mi observación.
___Es aburrido___ me dice mientras se aleja.
¿ Aburrido ?, como cambia la la visión del paisaje que me rodea, de llevar prisa y querer mantener las pulsaciones arriba, a disfrutar del panorama y el paseo sin perder el aliento. En la vida hay tiempo para todo y para todos. Ya no miro el pulsómetro.
Unos metros más allá el control de carrera y a la vez reposición de líquidos y sólidos.
Está cámara ya no enfoca como toca, lo hace a veces de manera aleatoria, aún así, se distinguen los dos trazados.
Arriba la parte recorrida por los corredores que salieron anoche ( en rojo ), lo que les queda por recorrer a la derecha hasta completar los 105 Km.
Abajo el perfil de los que salieron esta mañana al pasar asimismo por el control que sirve a los dos trazados.
Me siento turista, curioso, extraño, al tiempo que deseo fijar un testimonio. ¿quizá los controladores con sus chalecos amarillos ?
Pienso que qualquier corredor será más adecuado, però después de 38 km uno no está para muchas entrevistas.
Sin embargo encuentro a dos participantes animados y que desean reponer y seguir hacia el destino.
Jose Antonio y Javier. |
Con una sonrisa, como si la salida todavia no se hubiese producido, acceden a posar para la cámara y que vistos los pobres resultados, será la última vez que me acompañe. Lo siento por ellos, se merecían una mejor resolución.
Javier luce la camiseta de la marató i mitja. En su tiempo Amparo i yo tambien la hicimos. ( Mi hija también, ja ja que no me olvido ).
Están animados y seguirán hasta la meta. Deseo que llegáran tan bien como se despidieron.
JOSE ANTONIO. |
---Movermemientraspueda--- no hace falta anotarlo.
---En eso andamos--- me dice sonriendo y siguen la carrera como si nada.
Me quedo con las dos cosas tristes , las lesiones y el abandono.
Naúseas, torceduras, impotencia funcional y sentido común. Buen juicio para abandonar cuando la experiencia te dice que aquel no es tu día. Se nota .
Le digo adiós al refugio, cuartel general de los organizadores, que me hablan del éxito que en los días siguientes se divulgará en la prensa de Aragón. Enhorabuena.
Esta vez, bajo con el autobús, por aquello de que me esperan a comer y no es cuestión de retrasarse.
A mi lado , todos dicen su dorsal al conductor y luego se instalan en silencio, duermen todo el trayecto a pesar de traqueteo del camino.
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