miércoles, 12 de junio de 2013

EL CASTILLO DE SERRA

Castillo de Serra
Una excursión recurrente y placentera para los días soleados y cortos de Diciembre.
Por la relativa proximidad a la capital del Turia,  es la visita al "Castillo de Serra" desde la población del mismo nombre. una excursión repetible en cualquier época del año salvo quizá algunos días tórridos de la canícula.
El ascenso lo realizamos por una pista forestal amplia y de pendiente no muy pronunciada que si nos lo permite el tiempo podemos continuar hasta encontrarnos con el ultimo tramo de la carretera que asciende al Garbí.

La fortaleza también recibe la denominación de "Castillo del Alto del Pino".
Mientras charlamos voy observando las flores que la estación procura, no por escasas menos curiosas y bellas.
Fotografiar algún insecto aunque se trate de una mosca, permite más tarde hacer curiosas observaciones de lo que nos parece común.                                   














La pista es cómoda y sin extravío aunque si escuchamos algún motor es prudente apartarse, igual que si percibimos el sonido característico de una veloz bicicleta de montaña disfrutando del descenso.
Hay sitio para todos.
Poco antes de llegar, a la vista del fortín, la pista que se bifurca a la izquierda zigzagueando los últimos metros de ascenso.
Desde unas mesas junto a una zona ensanchada donde algunos abandonan el vehículo se abre una senda muy marcada que nos guía hasta la entrada del recinto amurallado






Dentro del perímetro del castillo intento imaginar las gentes que allí vivirían.
Hombres de armas (poco puedo comprender de sus anhelos dado que la cultura, el tiempo y la profesión nos separan) pero los seres humanos se me antojan parecidos, ya que la sed, el hambre, el amor y la necesidad de compañía no son diferentes aunque muy distinto sea el prisma con el que interpretes el mundo.
Sin duda gente ruda como la que pueda existir hoy en alguna parte.
Pienso que estoy en lo cierto cuando imagino sus noches inquietas, desconfiadas y temerosas escudriñando el horizonte con los ojos e interpretando los sonidos producidos en la noche.
Inviernos fríos, veranos tórridos, agua del aljibe y comida escasa.
Pocos efectos personales...
Una vida espesa y corta.
 
Me pregunto cuanto tiempo se mantendrán en pie estas paredes.
Un poco de cuidado, un poco de historia contada en algunos carteles no vendría mal, un poco de imaginación...un poco de mantenimiento.
Antes de que las piedras, cansadas de llorar, hartas de gritar su testimonio se derrumben de incomprensión y esparzan por el suelo, es posible que inspiren un juicio y reflexión como las "Ruinas de Palmira" de Volney al caminante que allí arribe.

Después confundidas las ruinas y el paisaje solo el silencio acompañara al inexistente testimonio de la historia de Serra.

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