domingo, 9 de diciembre de 2018

CINCUENTA AÑOS ME PARECE POCO TIEMPO


Cincuenta años apenas me parece tiempo.

Esta fotografÍa corresponde a una vista del valle de Ordesa en su cabecera durante una visita el año 2010, a nuestra espalda estaba, y sigue estando, la cascada de la cola de caballo y las clavijas de Soaso. Más abajo el río Arazas, a la izquierda de la imagen, desciende entre gargantas de roca calcárea y el bosque, que va alternando Abeto, Hayas y pino negro, también avellanos,fresnos, sauces y boj.

Lo visité por primera vez en septiembre del año 1968, cuando contaba 17 años y quedé enamorado del lugar, como la mayoría de personas que han tenido ocasión de visitarlo. Desde entonces, han sido numerosos los paseos a distinta altura, ya que ofrecen diferentes prespectivas y rutas de acceso al enormemente visitado refugio de Goriz y accesos a Monte Perdido,Gruta de Casteret,la Brecha de Rolando y otros destinos. La última vez el pasado verano.

 El lugar es tan conocido y masivamente visitado que a veces he temido perder el efecto hechizo que me dominó, sin embargo esto no ha ocurrido y después de largo tiempo he descubierto la gran variedad de presentaciones que, a lo largo del año, nos muestra este entorno privilegiado.

Una de las cosas que más me maravillan de Ordesa es su grado de conservación a pesar del enorme impacto que supone absorber un numero enorme de visitantes: 566.950 personas para el año 2017 de las cuales 156.150 se producen en agosto y  94.750 en Julio. Han pasado cincuenta años de aquella primera visita.

No estaba solo en aquel primer viaje. Fuímos en mutua compañia Pepe mi amigo de la adolescencia y yo. Salvo una vez, todas las demás he podido compartir la belleza y los sentimientos que produce su atmósfera con Amparo, con la familia y amigos. Por eso hoy, quiero recordar que se cumplen cincuenta años de aquel, para mi, mágico descubrimiento del valle de Ordesa.

Por muchos años más.




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