martes, 4 de diciembre de 2018

CABAÑA CERBILLONAR


A orillas del Ara y al pie del Comamchibosa hay una pequeña casita de piedra, un refugio de pastores que permite sentir abrigo en noche frías o lluviosas.

Cuando era joven y comenzaba andar por la montaña,desarrollé un aprecio por estos lugares alejados, con olor a humo y grafitis sencillos: “aqui estubo el pera el 12-12-12 “. Eran acogedores refugios para pastores y también los aprovechábamos jovenes con pesadas mochilas que no llevábamos un duro en el bolsillo.

Tampoco hacía falta mucha ”plata” porqué en el monte solo es peso; era mucho mejor el pan de medio , la lata de sardinas y el chorizo, todo barato pero sustancioso. Aquellas cabañas y sus alrededores que servían de centro de gravedad para plantar las pesadas tiendas de algodón, eran el lugar de reunión de los que hacíamos cultura y valor de lo agreste, de lo alto y lo profundo.

Siempre que nos es posible, Amparo y yo rememoramos tiempos de juventud pernoctando en estas construcciones recias, austeras en comodidades. La luz de la vela, es verdad que se ha sustituido por los frontales de gran potencia y duración, pero el efecto anímico es muy parecido.

Cerca de la cabaña que lleva el mismo nombre que el pico próximo no hay agua potable, sin embargo existe si una surgencia que desparramada entre los canalillos de la vegetación del sotobosque, utilizamos como fuente en la visita que le hicimos.(Debidamente hervida y clorada) Resulta una actividad entretenida y como me gusta la sopa es una buena excusa para tomarla.
Aquella sopa de pan de nuestros ancestros es perfecta para estas ocasiones y Amparo obtiene resultados de maestro druida.

Las estrellas en la noche son de un brillo y cantidad exuberante sobre un fondo profundo y oscuro, sensación que intento acrecentar tendiéndome en el  verde prado en decubito supino, hasta que experimento la ilusión de estar colgado a la inversa sobre un inmenso vacío vertiginoso. Entonces solo me encuentro sujeto por una fuerza extraña que me retiene por la espalda.

Las nubes y las tormentas por el contrario son capaces de transmitir un temor contenido, observacional y experimental. En medio de cascadas de agua, a veces granizo, grandes aparatos electricos y sonoros se acercan, cuando se alejan te hacen sentir alivio. Expectaculos grandiosos que te hacen admirar la meteorología fuera de las pantallas de plasma.

Al pie de la vertiente española del Vignemale, en aragones Comachibosa, a orillas del Ara y a unas tres horas del magnífico puente de Bujaruelo, se encuentra a 1800 metros de altitud,lo que a mi me parece un lugar magnífico. Hay más y otro día traeré sus imagenes y recuerdos.

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