domingo, 16 de diciembre de 2012

UN POCO DE NIEVE

Cuando no se puede mucho, siempre se puede un poco.
La motivación en ocasiones, surge del pequeño coctel de la nostalgia y la oportunidad en diferentes proporciones. Esta vez había mucha nostalgia y poca oportunidad.
Dar un paseo, poner las focas y lentamente ascender la pendiente nevada, una vez arriba, contemplar el paisaje e iniciar igualmente un lento y único descenso, comprobando una vez más que no se ha perdido mucho desde la temporada pasada, o por lo menos creerlo. (Es mejor que el psicólogo).

Mientras escribo, evoco imágenes de nieve en los pirineos, cuando empezamos ya mayores, a deslizarnos sorprendidos y temerosos por aquellas que me parecían inmensas montañas de nata.

Sofocados por el excesivo abrigo y la impedimenta. Tan ortopédica y extraña nos parecía que pensaba no llegaría a disfrutar jamás.
Me equivocaba, el esquí de travesía al que apenas me he aproximado, proporciona las mejores sensaciones que he experimentado en montaña invernal.
Pirineos queda ahora más lejos que antaño, por múltiples razones. 
Javalambre con su paisaje despejado y sus vertientes soleadas, casi siempre resulta acogedor. La mirada se pierde en la lejanía desde su cumbre y sus descensos son fáciles y agradables. Nada mejor ni más cerca, para el gusanillo invernal que me corroe.
No ha estado mal para una salida de unas horas.

A lo lejos Peñagolosa me saluda.
Bonito lugar para caminar, ascender a su cumbre y tomar un café con leche caliente antes de regresar. Quizá la próxima salida.
No es complicado,como todo en la vida, solo hay que aprender a disfrutarlo.

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